miércoles, 18 de abril de 2012

Epístola de amor en tiempos atípicos.

Y este año, volví a mandar mi carta al concurso Montblanc, a diferencia del año pasado esta carta quedó detrás de la ambulancia, pero yo soy muy mala perdedora y además quería actualizar el blog y decidí compartirla aquí. Lean, comenten, disfruten, compartan, amen, y escriban cartas de amor. En serio.


Querido Alguien:

Tal vez no te esperes esta carta, pero es que me he puesto a pensar... y ¿si es verdad que el mundo se acaba en el 2012?, ¿si estamos aquí solo de paso, por qué no decirte lo que siento?

 Voy a darte esta carta, que es de amor, que está llena de sentimientos y promesas por cumplir. Una carta que más que todo tiene esperanza, una esperanza que me anima a confesarte lo que siento por ti, sin pudores ni remilgos de recién conocidos. 

Una carta que no espera respuesta, porque creo firmemente que es mejor dar, que recibir, porque yo solo se querer ''dando'', y hoy, voy a darte mi amor en 4500 caracteres.

Quiero comenzar diciéndote que me gusta como eres.

Corrijo, me gusta quién eres, y como soy cuando estoy contigo. Porque me siento cómoda en mi propia piel y no tengo porque andar fingiendo ser otra.

Me gustas, porque tienes la mezcla perfecta entre ternura y sensualidad, entre inteligencia, sentido común y practicidad.

Me gustas, porque haces las cosas fáciles, porque contigo todo es llevadero.

Me gusta tu pelo, tu barba, y el tono de voz ronco y calmado que te caracteriza.

Tus manos, las cosas que escribes, tus proyectos y tu forma de vestir. Me gusta como miras a la gente y como tratas a aquellos que te están prestando algún servicio.

Me gusta porque eres tan amable con todos, porque dedicas sonrisas de buenos días, sin distinción.

Me gustas, porque has sido el único en preguntarme en que pienso cuando me levanto, y en donde he estado metida todo este tiempo. Me gustas, porque tus piropos son ingeniosos, y porque cuando te ríes haces un sonido único, cómico, que me hace sentir en casa.

Quiero decirte que me intimidas, y que enervas en mi esa cualidad o defecto que es mi verborrea, que cuando te veo no controlo mis impulsos y mi mente comienza a traicionarme, haciendo que mi coeficiente intelectual disminuya un punto al ritmo de los latidos acelerados de mi corazón.

Me gustas, porque tienes la capacidad de volver posible cualquier idea. Porque tu ipod es una locura, porque tú casa es casi un hogar. 

Porque tienes ganas, empuje y empeño

Porque crees –como yo- que solo faltan dos para salvar el mundo.

Me gusta imaginar que estamos destinados a estar juntos. Que podemos ser y estar, y dejarnos llevar. Que habrá un lado mío en tu cama, en tu casa, en tu vida, que podré dejarte besos dibujados en el espejo del baño, que te acostumbrarás a mis manías y yo a tus malos hábitos alimenticios.

Me gusta pensar que discutiremos por tonterías, porque tú dejas siempre arriba la tapa del inodoro, y yo uso tu espuma de afeitar para rasurarme las piernas.

Me gustas porque contigo puedo ser bilingüe 24/7 sin sentirme mal, ni transculturizada. Sin tener que disculparme por decir malas palabras en catalán o lanzar improperios en inglés.

Me gustas tú, y tu amor por el cine, y la manera que tienes de dejarme en suspenso cuando me narras algo estilo película. Me gusta que me recomiendes música, libros, autores. Me gusta que tengas tanta experiencia, pero que aún así sepas como improvisar, me gusta que no das nada por sentado, ni siquiera la tranquilidad.

Me gusta sorprenderte con poesía, y que no sepas que eres el destinatario de lo que escribo. Me gusta saber que te haces el duro, pero que a veces escribes en tus tweets o correos algunas de mis frases disfrazadas.

Me gusta saber que estás allí, aunque no estemos juntos.

Quiero que sepas, que me gusta gustarte, tal vez no de la manera en la que yo espero, pero es esperanzador saber que al menos algo de mí, te atrae, aunque todavía no te traiga de cabeza.

Me gusta saber que puedo ser yo, contigo y sin ti, que no quieres una mujer-accesorio, sino alguien para compartir este largometraje que llamamos vida. Este mural que se pinta con sonrisas y buenos recuerdos, esta canción que me hace bailar al son que toques.


Esta carta, habla del amor en general y de ti en particular, es tuya porque va dirigida a ti, pero es tan mía que no puedo desdibujarme de ella, porque al leerla me escucho, porque al escribirla te siento. Porque fueron mis manos temblorosas las que se animaron a confesar esto que siento entre el pecho, el pulmón izquierdo y los paréntesis que hacen mis piernas, esperando que vengas a buscar aquí el amor-el deseo- y lo que no se te ha perdido.


1 comentario:

  1. Bella carta, me sentí demasiado identificada. Tenía tiempo sin leerte!

    ResponderEliminar