No sé cuántos libros he leído sobre los Sucesos de Abril, ''Las Balas de Abril'', ''Yo lo Vi Llorar''; cuántos documentales sobre la fecha he visto, ni cuántos programas de televisión y conferencias a lo largo de estos diez años he observado. El tema es que aún hoy, nada, absolutamente nada de lo que pasó ese día se me olvida.
19 muertos, no sé cuántos heridos, más de 500mil personas marchando por las calles de Caracas, una huelga general, el despido de 20mil trabajadores de la estatal petrolera, una cantidad de francotiradores apostados en los edificios más emblemáticos y cercanos al Palacio de Gobierno. Una marcha que fue masacrada por pistoleros civiles, emboscada por cuerpos de seguridad del Estado mientras el presidente de la República, Hugo Chávez hablaba en cadena nacional de radio y televisión.
El silencio, el horror, el espanto... las balas cayendo como flechas sobre los disidentes. Las televisoras nacionales dividiendo la pantalla para poder proyectar la masacre, mientras seguían cumpliendo -parcialmente- con la transmisión de la perorata del presidente.
Recuerdo, que ese día el nivel de indignación de la gente era palpable en el ambiente, una indignación que se mezclaba con canciones de protesta que de una u otra forma buscaban contagiarnos de esperanza, se creía que con una marcha numerosa, con un caudal de gente dispuesta pacíficamente a reclamar sus derechos, y con la presión de la huelga general, se conseguiría así ponerle fin a tanta miseria, al atropello constante del régimen, al miedo, a la imposición a dedo de funcionarios, a los antivalores, a la corrupción.
La multitud, comenzó a congregarse a eso de las 9 de la mañana en la sede de la petrolera PDVSA, y en las caras y los gritos de la gente se sentía un espíritu renovador, de cambio y libertad, y como suele suceder, la gente, cuando se vuelve masa se crece. No sé muy bien a que hora, al compás de la consigna ''Pa' Miraflores'', la marcha comenzó a moverse, empezó el largo camino de la autopista hacia el centro de la ciudad. Algarabía, bullicio, optimismo.La gente caminaba sin pensar, si quiera, lo que se venía.
Disparos, gritos, pánico. Desinformación. Un presidente al que se le ''había solicitado la renuncia'', la cual ''aceptó''. Un ¿vacío de poder?, un ¿complot?, ¿un golpe de estado?, ¿un contragolpe?. Aún hoy no está claro que sucedió durante el 11,12 y 13 de abril del 2002, tan solo sé que 19 muertes siguen impunes, que la Comisión de la Verdad instalada para investigar los hechos fue un fiasco, que las interpelaciones de la Asamblea Nacional no fueron más que una burla, y que hoy, 10 años después, las protestas y la violación a todos los derechos consagrados en la Constitución, los ideales que movilizaron a los venezolanos ese día, siguen intactos.
Solo sé, que no hay ciclo que no termine, ni fecha que no se cumpla, y que un buen 7 de octubre del 2012, al grito de ''Prohibido Olvidar'' le diremos adiós a las cadenas, a los vejámenes, a la miseria. Le contestaremos a las balas con votos, le responderemos al odio con tolerancia, porque pase lo que pase, ''HAY UN CAMINO''.
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