jueves, 29 de marzo de 2012

Lorena y Bárbara en granos de café.

Lorena había llamado a Bárbara para contarle sobre su desamor, sobre ese despecho cósmico-karmático que la acosaba desde hace no sé cuántas horas. Mails, pines, mensajes de textos. ''B, coño, aparece''. ''Bárbara, no olvides el tequila, que esto va pa' largo''. ''Barbie, por favor, te necesito amiga, regresa''.

Bárbara tenía miedo de ir al encuentro con Lorena. Miedo, sí, de ese miedo que se nos aloja entre el pecho y el pulmón izquierdo, un miedo en el que sabemos muy bien de que va el asunto pero del que aún preservamos un cachito de esperanza que nos haga quedar en evidencia y nos pruebe equivocadas. Bárbara quería equivocarse, quería ver a Lorena y descubrir que no había tal tempestad amorosa. Bárbara, tenía esperanza en que la historia de Lorena funcionara, para que así, ella tuviese un consuelo, una experiencia tangible de que el amor existe, llega de pronto y dura más que el proceso de revelado de una foto.

Era una tarde cualquiera, de esas que pasan sin pena ni gloria, Bárbara sentada frente a una taza de café negro en una plaza medio desierta y Lorena removiendo con histeria su expresso doble. 

-¿Qué es lo que sucede Lore?, te noto un poco alterada.

-Nada, lo de siempre. Que me enamoré del artista, del recogelatas chic, de ese que tenía pinta de no romper un plato. Que me enamoré, y para que el karma viniera a cobrarme todas mis marramucias resulta que este tiene novia. Que no es la excepción, que es tan parte de la jodida regla como todos. Que los músicos, los artistas, los fotógrafos, los pintores son iguales. Cortados con la misma tijera, revelados en el mismo maldito cuarto oscuro. Que yo, la que ''no se enamora'', la que ''folla sin agarrar cariño'', se enamoró. Que dormí con él, que hice el amor, que caminé de la mano, que me tomé fotos cursis. Qué el no está, y no es. Que no está conmigo, que no es lo que creía.

-Ay Lorena, y yo que tenía fé. Esperanza, que le aposté a ese don nadie para ver si el milagrito te ocurría a ti, y yo me tranquilizaba un poco, porque que tú estuvieras enamorada me daba paz, esperanza, ilusión. El asunto, mi Lore, es que estamos igual de rotas, de devastadas. Pero tú acabas de romperte, y no sabes siquiera si vas a juntar los pedazos de ti misma que andan en el suelo. El punto, es que yo me he roto tantas veces que justo ahora acabo de reunir mis trocitos, los separé por colores, los encajé, y me estoy arriesgando de nuevo a que me avienten contra el suelo y me desbaraten de una vez por todas.Porque sé que eventualmente los pedacitos dejarán de coincidir,porque eso es lo que pasa cuando una se rompe, la primera vez identificamos las piezas y las encajamos como podemos, pero ya a la vez número mil las piezas no se unen,hay trocitos que se perdieron en el camino, unos que la visita barrió, y no nos queda más que remendarnos como podemos, y lanzarnos al abismo del amor con el corazón empegostado de pega y teipe, fingiendo que tenemos un corazón entero, sano, sin ninguna herida visible, y arriesgarnos a que por una vez, y para siempre no nos lancen el corazón al suelo.

Ambas se miraron, con los ojos aguarapados, fingieron una sonrisa cómplice de esas de ''todo va a estar bien'', sorbieron el café en silencio, con la esperanza vaga de que todo fuera una mentira, de que no hubiera corazones que remendar ni tardes lluviosas para hablar de lo mismo.

miércoles, 28 de marzo de 2012

2.0 o 1.0

Esta taguara bloggera vuelve a abrirse, ya acomodé las sillas, quité el letrerito de ''Cerrado por Inventario'' y traje unas botellas de tequila para hacerles ''palomas'' mientras les cuento mis anécdotas mexicanas desde este lado de la barra.

He vuelto, sí, quizás menos guapa y más escritora, he vuelto para quedarme. He regresado con muchísimos cuentos para contarles, con unas cuantas historias sórdidas, con un toque de romanticismo, y unas marquitas de guerra dignas de enseñar.

En las semanas que estuve literalmente desconectada del mundo 2.0 aprendí que nada se compara con una charla frente a frente con alguien que te gusta. Que caminar por la calle, sin andar revisando el blackberry cada minuto y medio es ridículamente placentero. La desconexión de la web me enseñó que por cada red social en la que hacemos ''log in'' nos alejamos un metro más de aquellos a quienes queremos.

Sin la web 2.0 estaríamos más desconectados del mundo, es cierto, pero estaríamos forzados a escuchar con más atención aquello que pasa en la 1.0. Balance, equilibrio... eso es lo que tenemos que aplicar en cuánto a redes se refiere.

Estuve casi 3 semanas sin blackberry, sin Twittear a cada nanosegundo, sin Facebook, sin Tumblr, sin blog, sin WhatsApp. Atravesé un temblor y sus réplicas, sola, en una ciudad ajena, sin tener acceso a la teconología, y honestamente creo que ninguna me hizo tanta falta.

Creo que lo que tengo con las redes sociales es una relación necesaria, pero que está llegando a ser cada día menos tóxica. Y eso es lo que cuenta.

Es hora de bajarle dos a la 2.0, y subirle tres rayitas de volumen a la 1.0. Toquen, besen, amen, bailen, salgan, rían, dejen los emotíconos y muestren sus expresiones cara a cara. Cenen con sus amigos o con su pareja y apaguen los celulares. 

Que a veces, mejor que recibir un pin de alguien, es ver la cara que pone cuando lo tienes enfrente.

martes, 6 de marzo de 2012

Cerrado por Inventario -o por viaje-

Viajar.

Viajar sola por primera vez. S-O-L-A. SO-LA. Conmigo como única compañía. Con mi maleta cargada de sueños, mi ipod lleno de canciones para suavizar el choque, y mis pensamientos. 

LLevar conmigo una libretica  a modo de bitácora de viaje; para ir anotándolo todo, para documentar esa decisión tan trascendentalmente pendeja que viene envuelta en un boleto aéreo y en unos cuántos dólares regulados.Cargar la cámara para inmortalizar en píxeles e imágenes algo que para pocos tiene significado o validez. 

Irme sola como respuesta a tanta compañía autoimpuesta. Salir, para volver a entrar con más perspectiva. Irme, porque volver es también una forma de llegar.

Caminar sola. Comer sola, pasear sola. Sonreírle a la gente por la calle. Hacer mis compras sola. Disfrutar una cerveza sola. Pedirle a un extraño que me tome una foto en algún sitio turístico. Negarme a hacer ''foto-postales''. Hacer catarsis. Pensar, hacer, decir, escribir...

Aprender a ir sola por la vida, a no necesitar a más nadie. A ser autosuficiente. A ser, por una vez egoísta. A no arrepentirme o culparme por serlo. Permitirme, por una vez pensar en mí. Ser, por unos 15 días egocéntrica.

En todos los libros que he leído, siempre alguien hace un viaje. Metafórico, o real, pero viaje al fin y al cabo,  un viaje para volver al mismo sitio, pero siendo una persona diferente. Un viaje para justificar alguna búsqueda, para hallar ciertas respuestas. Un viaje para ver por primera vez todo el panorama. Un viaje que sirve para alejarse o acercarse a alguien -depende- . 

Hay cierto romanticismo en los viajes en solitario, esa ambivalencia de saberse fuerte y seguro como para ir por la vida sin pedirle nada a más nadie, pero sabiendo que eventualmente tendremos que dar a torcer nuestro brazo y acudir al otro para preguntar direcciones, o sugerencias de sitios para visitar.

Tal vez lo que necesita esta historia es un viaje. Inesperado. Oportuno. Sin ''pies ni cabeza''. Un viaje sin mayores pretensiones. Un viaje que se resuma en ir al aeropuerto, subirse a un avión, hacer una escala, llegar a un destino, conocer, reconocerse, observar,aprender, vivir, sopesar,pensar, atreverse, moverse, quedarse y volver.

Volver. Y escribir aquí, que sucedió mientras viajaba.

p.d: este blog se cuelga el cartelito de ''cerrado por inventario'' por un par de semanas, debo irme a inventariar mi vida. Si quiere vuelva, sino... váyase, que yo perdono todo, hasta el abandono.


domingo, 4 de marzo de 2012

Credo.

Creo en la Constitución, la más grande de las sagradas escrituras de los hombres. El invento supremo de la democracia.

Creo en la libertad, hija única de la voluntad del ser humano y del libre albedrío.

Creo en la verdad como la imaginación de una conciencia pura. Creo en ella como creo en el batir de las alas multicolores de una mariposa en su vuelo errante.

Creo en que las leyes han sido el invento más racional para la convivencia humana. Creo que son éstas y no la capacidad de hablar las que nos separaron hace siglos de los demás miembros de la cadena evolutiva.

Creo que hablamos porque dentro de un lugar oscuro de nuestra mente tenemos la capacidad innata de mentir, la cual a veces flirtea con nuestro verbo y lo confunde.

Creo en la paz por más idealista que suene. Creo en suplantar las balas por claveles, y los militares por filántropos.

Creo en que estamos en constante lucha. Y que ésta es de igual a igual, y contra uno mismo, lo que la vuelve un campo de batalla ,de supervivencia y métodos poco ortodoxos.

Creo en que la vida debe estar marcada de experiencias, triunfos y fracasos, creo que debe tener emociones, sensaciones e histerias. Es preferible tener una vida así que una pseudo existencia marcada por la cobardía como único motor de  inacción diaria.

Creo que es mejor sentir a pensar. Pero creo que es preferible siempre pensar antes de dejarse llevar.

Creo en la fuerza revolucionaria de las caricias y las miradas. Ya que de las mismas brotan amores o traiciones.
Lo que me lleva a decir que sí creo en el AMOR. En que se necesitan acompañantes y testigos, y en que una habitación es el único recinto que no requiere de traductores porque allí no hay barreras idiomáticas ni fronteras.

Creo que no hay códigos para aquellos que se unen en una vida o en un motel de carretera.

Creo en la necesidad y en la costumbre como los enemigos silentes y acechantes de cualquier tipo de sentimiento en éste mundo.

Creo que aunque duela es mejor tener compañía que tener una vida colmada de soledades.Creo que el amor no es sentimiento, sino la ausencia total, prolongada y decidida de la soledad.

Y por último creo en los abogados, que vinimos a convertirnos en los únicos debajo de Dios, porque en éste mundo de desvergüenzas buscamos la justicia.